Meditación

La vida es un carrusel, todo gira y no nos damos cuenta para donde vamos, me gusta mucho pensar y reflexionar, observar a las personas, sus rostros reflejan diferentes vivencias, algunos cansados, otros alegres, algunos siempre apurados, guiados por el reloj, otros con sus rostros apenados y la mayoría siempre enojados y alegando por todo, pensando en si mismo y no en los demás, que también hay sufrimiento, soledad, y a esas personas no la entienden, no se dan el tiempo de acompañar, de solidarizar, de dar una palabra de aliento, sólo se critica, y se habla por detrás, que es algo que no me gusta, hay que empatizar para entender al otro; hay tanta envidia, tanta mentira, el figurar para lograr cosas, y lo más penoso que se ve justamente en los que deberían dar ejemplo de vida, los que pertenecen a una comunidad, sobre todo los que llevan el cuerpo de Jesús, que es tan sagrado, o sea para mi, y lo he visto, lo he escuchado, y siento vergüenza de sus actos, cualquier persona si, no ellos, ¿seré la equivocada, o la grave?,¿y el ser humano en si es de esa forma?, ¿y no hay cambios?...tampoco lo ando divulgando, aquí solo me estoy desahogando, porque no entiendo ciertas actitudes, y finalmente llego a la conclusión y pensando egoístamente, bueno, si participo en mi comunidad y con un grupo excelente, diferente, guiado por mi padrecito, lo demás no importa, voy por seguir al Señor y cambiar aspectos negativos de mi persona, cada uno con su propia vida, el mundo da muchas vueltas.

Anoche viví algo hermoso, que bien me hace seguir a mi Dios, y no siento vergüenza, me siento acompañada por El, y no mas sola; era una vigilia de Pentecostés, allá en la parroquia, está como a 20 mtos, mas o menos, como no tenía con quien ir,porque la hija tenía que estar mas temprano, y la llevaron, me fui a pies, estaba oscuro, no sentí miedo, y llegué a mi destino, todavía no empezaba pero ya estaba lleno, todos con unos farolitos con una velita en su interior, nos fuimos al patio, y en un braserito alto, no se como se llama, había unas tablitas que la encendieron, una música y unas niñas vestidas muy lindas representando el Espíritu, danzaron alrededor del fuego, de pronto unas tablitas en llamas caían, otras firmes en su posición, colocaban más tablitas, y otras seguían cayendo encendidas, terminaban de apagarse en el suelo y como es lógico las que quedaban, seguían con su luz viva, yo miraba atentamente la situación mientras las niñas seguían en su danza, y comencé a imaginar que esas lenguas de fuego que caían eramos nosotros, que en momentos nos apartamos, y nos vamos por un mal camino, y como nos alejamos nuestra llama se apaga y vamos por el sendero de la oscuridad, haciendo el mal a los demás y a nosotros mismos, en cambio las que pertenecían firmes allí,con el fuego encendido, representaban a las personas firmes en su fe, alumbrados por la vida, iluminando nuestro camino, siempre con la llama viva, siguiendo el camino verdadero; y el que recogía el leño caído representaba al que acoge al debil,a salvar su alma, el que perdona los pecados,el que acompaña; "el sacerdote", y pensaba... cuanto me falta para estar siempre con la llama encendida.
Unos jóvenes encendieron los farolitos, y nos fuimos en procesión para el interior del templo, y allí estaban mis tres padrecitos que quiero tanto, ellos son los responsable de mi cambio con sus prédicas que llegan al fondo del corazón y que me hacen reflexionar y me dan tranquilidad y paz.
Los tres son diferentes, el que guia mi grupo de oración y amistad, es el padre protector, acogedor, que enseña, trasmite amor, el otro padre, también es cariñoso, carismático, terrenal, llega a los jóvenes, aunque también tiene fans adultas, y el último padre que llegó hace poco, es firme, dice las cosas como son, es estricto, pero me gusta sus prédicas, al que le llegue sus palabras que se aguante, pero dice la pura verdad no mas, los siento tan cerca a los tres.
Terminamos la vigilia con la misa y dándonos un gran abrazo de paz. Fue hermoso.

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