10 sept 2008

LIMPIEZA INTERIOR


"No tengas miedo del ayer.
Tus recuerdos se agolpan en la puerta
de la memoria pujando por salir
a la superficie de la conciencia.

No tengas miedo. Déjalos salir.
Mira cada recuerdo como si fuera hoy.

Escucha aquellas palabras que tan
lejanas pueden parecerte.
Deja que todo tu ser se inunde del ayer.

Recuérdalo. Cada minuto, cada silencio.
Sus nombres, sus voces, sus miradas.

Hay en cada gota de emoción una lágrima
a punto de quemarte las mejillas.
No permitas que tu corazón se quede
a mitad de camino sin haberse curado.

Y cuando estés en el silencio de
tus recuerdos, inspira....profundamente.

Inspira.

Toma todo el aire que quieras, aspira
todo ese recuerdo y rescata lo mejor.
Incorpora nuevamente a tu ser interno
toda esa energía de aquel ayer, y al
exhalar deja que toda tristeza por
los tiempos idos....realmente, se vaya.
Exhala toda energía negativa que haya
quedado en tu interior, y deja
marchar esos cúmulos energéticos
que no te hacen bien.

Respira. Respira. Respira........ y déjate ser.

Permite que hoy sea mejor. Aspira todo el
universo que quiere estar en tu
conciencia y sé conciencia y sé universo.

Verás que con los días todo estará
un poco mejor. Un rayo de luz
llegará a tu conciencia, sin
saberlo haz hecho el trabajo
de darle a Dios lo que Dios quería:
tus experiencias, tu confesión verdadera.

A veces nos aferramos tanto a los
recuerdos que llega un momento en
que nos cuesta caminar, nos cuesta
entender lo nuevo de cada día, pues
estamos aún inmersos en
las discusiones del ayer.

Yo sé que cuesta mucho superar un
mal momento, sé que duele muchísimo
acordarse de aquellos a los que
hemos amado tanto y ya no están, pero
si limpiáramos nuestro interior
de excesivas cargas emocionales, verías
que habría un poco más de lugar
para ampliar nuestro horizonte
espiritual, te darías cuenta que
ellos, que ya no están en la
tierra, aún nos sonríen desde
el espíritu. Habría una oportunidad
de acrecentar nuestra conciencia
hasta límites mayores de
los que hoy recorremos.

Vacía el contenido emocional de
tus recuerdos. No te aferres a
ellos como a una bolsa de tesoros.
Ama cada instante vivido y
suéltalos tal como harías con un pájaro
que quiere libertad y lo sueltas
una mañana de sol en primavera.

Para ello utiliza la respiración
conciente, utiliza el poder de la
conciencia, extrae de tu interior
los recuerdos que te atan y desátalos
suavemente con el aire.
Ya no te pertenecen, son de
Dios a los que acabas de dárselos.

Al exhalar, imagina cada escena
volando en el espacio a tu alrededor
hasta que finalmente levanta vuelo
y .... se van .... están fuera de ti.

Ahora duerme en tu paz..."

Extraído de
"El Libro de oro de los Ángeles" de
Miguel Angel Arcel

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